
El profesional sanitario especialista en inmunología estudia las alteraciones del sistema inmunitario y las situaciones que se relacionan con su manejo.
El sistema inmunitario puede provocar problemas por exceso de función. Estas alteraciones se producen porque el sistema no es capaz de volver a las condiciones de reposo después de una infección, o porque se disparan las alarmas sin que haya ningún motivo para ello. Así se producen las enfermedades autoinmunes y autoinflamatorias y las alergias Las enfermedades autoinmunes y autoinflamatorias que, al menos en parte, están determinadas genéticamente, se producen por una pérdida de control de la respuesta, de manera que esta acaba dañando al propio organismo. Estas enfermedades pueden afectar a cualquier parte del organismo, ya que, el sistema inmunitario no tiene una ubicación concreta. Si el descontrol se debe al brazo adquirido tendremos una enfermedad autoinmune y si afecta al brazo innato, una enfermedad autoinflamatoria. Puede ser que el daño afecte a un sitio concreto como sucede en las enfermedades autoinmunes órgano-específicas (el páncreas en la diabetes, el tiroides en las tiroidotis, etc) o puede afectar a todo el organismo como sucede en las enfermedades autoinmunes sistémicas (artritis reumatoide, lupus, etc). En cuanto a las alergias, se deben al reconocimiento y respuesta frente a elementos no dañinos (como el polen) a través de un anticuerpo de un tipo particular (de clase IgE) que se encuentra en la superficie de unas células llamadas mastocitos que están cargadas de unas sustancias que se van a liberar cuando el anticuerpo de su superficie reconozca a su antígeno (que en este caso se llama alérgeno). Estas sustancias liberadas por estas células son las que van a causar los problemas asociados con la alergia.
El sistema inmunitario también puede provocar problemas por defectos en su función, son las enfermedades denominadas inmunodeficiencias. Las inmunodeficiencias pueden ser primarias, que se deben a defectos genéticos que determinan la falta de función de uno o varios componentes del sistema, en algunos casos se trata de enfermedades muy graves, que impiden una vida normal (inmunodeficiencia combinada grave) y cuyo único tratamiento suele ser reemplazar los elementos defectuosos con otros normales mediante un trasplante de progenitores hematopoyéticos; sin embargo, otras son alteraciones leves, incluso muy extendidas en la población (déficit de IgA). Otras inmunodeficiencias se producen como consecuencia de causas no genéticas, como es una infección viral, en este caso se llaman inmunodeficiencias secundarias y la más conocida es la producida por el VIH, que infecta a los linfocitos colaboradores (llamados también CD4+), o también por tratamientos inmunosupresores.